¿Por qué no te preocupas por cuidar la piel? ¿falta de tiempo? ¿crees que los productos son muy costosos? ¿necesitas conocimiento sobre lo que tu piel realmente necesita?
Con el ritmo de vida de hoy en día es muy común encontrar personas que no le dan a su piel los cuidados que requiere. Tampoco se preocupan por entenderla y conocer el papel tan importante que tiene en nuestro cuerpo.
Estudios, trabajo, responsabilidades familiares o económicas llevan a que cuidar la piel pase a segundo plano. Además de eso, el mercado te ha hecho creer que lo que necesitas para estar guapa son productos de maquillaje, pero lo cierto es que lo que te hace falta es darle prioridad a tu salud. El autocuidado facial y corporal son imprescindibles.
Si eres de las que todavía dice “no tengo tiempo para aplicarme cremas”, sigue leyendo. Te daremos algunos motivos por lo que deberías invertirle un poco más a tu piel.
Funciones de la piel
Protección
Esta es una de las funciones más evidentes. La piel nos protege de cualquier ataque externo. Por ejemplo, la melanina no solo proporciona pigmento a tu piel, sino que, además, protege de los rayos dañinos del sol.
Otro claro ejemplo de esto es que cuando se forman callosidades en las manos o los pies, es tu piel haciéndose más gruesa para protegerte de una constante fricción en esa zona.
La piel es la primera barrera natural cuando nuestro cuerpo es atacado de alguna forma. En el caso de los gérmenes y bacterias, la piel trabaja en equipo con el sistema inmune para impedir que estos entren a tu organismo. Sin la piel, los músculos, huesos, nervios, etc. se infectarían con mucha más facilidad.
Regulador de temperatura
A través de la sudoración, consigues enfriar tu cuerpo y cuando tienes frío, los vasos sanguíneos se llenan de sangre para mantener el calor. Estos procesos le permiten a tu organismo cuidar la piel y que siempre tenga la temperatura que necesita.
Crecimiento y movilidad
La elasticidad es una de las características que hace que este órgano sea tan especial, ya que te permite moverte y crecer sin romperse o hacerte sentir dolor. A pesar de que juegues con ella y la estires, siempre vuelve a su posición inicial sin dejar marcas de deformación.
Capacidad de sentir y expresar
Gracias a ella sientes un beso, un abrazo, un apretón de manos o un pellizco. Además, te permite detectar a tiempo las temperaturas externas para evitar quemaduras e hipotermia.
De igual forma, es el órgano de relación con el entorno, ya que con ella tienes la posibilidad de exteriorizas tus emociones: te sonrojas, te erizas, palideces y sientes dolor.
Aunque no lo creas, muchas veces tu piel te habla. Si está opaca, con mucha textura, demasiado grasosa, muy seca o con otras afecciones, es muy probable que algo con tu salud no esté del todo bien.
Impermeabilidad
No permite que el agua penetre a través de ella. La entrada sin control del líquido provocaría daños en tu cuerpo. La barrera natural que permite esta función está compuesta de aceites naturales que son los que tienes que mantener en niveles saludables a través de la hidratación con cremas y otros medios.
Por otro lado, la piel impide que el agua del interior del cuerpo se pierda y, además, te avisa cuando tus niveles están bajos.
Todo esto sin mencionar el gran papel psicológico que tiene. Cuando la piel está sana y radiante es capaz de realizar su función más importante: hacerte sentir cómoda y confiada para enfrentarte al mundo.
¿Cómo empezar a cuidar la piel adecuada? En nuestro blog encontrarás otros artículos con recomendaciones e información de valor, que hará que empieces a ver tu piel como uno de tus atributos más preciados.